Desde que nací, tengo un ángel que me cuida. Siempre ha estado presente, ya sea físicamente o en espíritu, con sus oraciones, su cariño incondicional, y esa energía que solo ella sabe dar. A veces la siento como una estrella en el firmamento: cada noche, al cerrar los ojos, su presencia me envuelve y me brinda una paz profunda. Aunque no siempre la pueda ver, sé que está ahí, velando por mí. La he llamado de muchas formas, pero hay una que lo resume todo: Mamá. Autora: a Margareth Gaviria SINEDIAN Secretaria de Bienestar y JDN